viernes, 27 de agosto de 2010

De mi para ti ♪

El viento abrazador de un Agosto, lleno de tristezas, me envolvió entre sus garras.
Con las manos en los bolsillos recorría las calles, perdida en el tiempo, perdida en mis sentimientos, perdida en mi vida, perdida en esos momentos.

El cielo gris no me animaba en lo más minimo. Estaba triste. Pensaba en ti. Te extrañaba. Pero la vida continuaba y yo estaba caminando en ella. Ya me había levantado y estaba avanzando, no podía permitirme otra caída.
Mis fuerzas eran suficientes como para no mirar atrás, olvidarte, pasar la página; pero el corazón levanta tales tormentas, que es capaz de neutralizar cualquier fuerza de voluntad. Mi fuerza de voluntad.


Y así fue, en esa tarde-noche de Agosto, caminando sola en Miraflores, después de dos años... una lágrima nació en mi corazón y me destruyó.


No podía, rompí mi promesa, debía olvidarte... Pero la herida se abría más y más al recorrer esos lugares por donde tú y yo juntos un día impregnamos nuestro amor.


Y llegó la noche, el mar estaba bellísimo.
Cómo olvidar ese momento.


- Ya es tarde, mi mamá me va a matar. Me encantó pasar la tarde contigo... Se suponía que vendrían los chicos, pero mira que falla fueron. De todas formas, agradezco tu compañía José.
- Tienes razón, es tarde pero la pasamos genial. Oye!
- Dime?
- Miiiraaaaaaaa!

Y señalaste la bella luna que alumbraba plateadas las olas del mar.
Tomaste mi mano y al hacerlo, yo supe que eras para mi (:

Nuestra historia comenzó.
Una montaña rusa de emociones y sensaciones nuevas hacía que despertara cada día con ganas de verte, de hablarte, de mirarte, de estar contigo. Me enamorabas cada día más. Una nota, algo tuyo, un recuerdo, un momento. Eras perfecto.


Y pasaron los años. Yo era feliz contigo y tu conmigo, pero le tocó al destino nuestra separación.
ELLA.


Quién?  La causante de todas mis pesadillas. Mi mejor amiga.


Explicarlo ya no tiene sentido... Más adelante quizá.


Y los recuerdos iban y venían.
Pero después de caminar tanto por aquellos lugares que en su momento fueron mágicos... Me di cuenta de algo.


Entendí que recordarte, no es más que entristecerme por sentir que el amor, que lo es todo, por ti, fue hecho nada.


No mereces un lugar en este corazón. Ni siquiera un espacio pequeño al lado del rencor.